domingo, 27 de noviembre de 2011

Y quiero saber por qué todo esto no es posible

Photobucket


Quiero que la presidenta sea bollera. Quiero un
presidente que tenga el sida y que el vicepresidente
sea maricón y quiero alguien sin seguridad social
y que se haya criado en un sitio tan contaminado
que no le haya quedado otra que acabar con leucemia.
Quiero que el presidente sepa lo que es abortar a
los dieciséis y no quiero tener que votar al
candidato menos malo.
Quiero un presidente que haya perdidoa su amante por culpa del sida, que aun vea
su rostro al cerrar los ojos y sepa lo que se siente al abrazar a alguien que muere. Quiero un presidente
sin aire acondicionado, que haya tenido que hacer
cola en el hospital, en la itv, en la oficina de empleo
y que sepa lo que es estar en paro y haber sido
despedido, que haya sufrido acoso sexual y palizas
por ser gay.Quiero alguien que haya sido deportado,
que haya pasado una noche en el calabozo, haya
visto una cruz arder en su césped y que haya
sobrevivido a una violación. Alguien que se haya
enamorado y que haya sufrido por amor y que
respete sexualmente a los demás; que se haya
confundido y haya aprendido de sus errores. Quiero
que la presidenta sea mujer y negra, tenga los
dientes negros y verdadero carisma; alguien que
haya comido bazofia de hospital, que se trasvista,
que haya tomado drogas y haya ido a terapia.
Quiero a alguien acusado de desobediencia civil.
Y quiero saber por qué todo esto no es posible,
quiero saber en qué momento empezamos a creer
que un presidente tienen que ser siempre
una marioneta: antes chulo que puta. Jefe antes que
trabajador, un mentiroso, un ladrón que siempre
queda impune.

Zoe Leonard, 1992

De Filósofa Frívola

martes, 8 de noviembre de 2011

la historia de ernest

un corazón-lata
un corazón salvaje y subjuntivo
me despertó esta mañana
cuando estaba a punto de abrazar el acueducto de segovia
por su lado noroeste
-a veces viajo en sueños a los sitios y a segovia he ido ya tres veces-

en uno de mis viajes conocí a ernest

ernest era un tipo que soñaba con casarse con su novia
y mudarse a una cabaña


en aquella época apenas quedaba un rescoldo de su ambición,
se pasaba el día en los bares
bebiendo como una reina madre
y haciendo llorar a  los camareros

lo lamento, ernest

tranquila, lo llevo bien

no ernest, oigo a tu corazón fabricar ruidos nostálgicos y eso no es bueno

mi corazón palpita y escupe ceros y unos y es feliz

ernest, eres tan dulce como el membrillo