DON DE LENGUAS
Después de todo, sé
que hay ratos que me quiere
y que hay ratos que no.
Me los hace saber, unos y otros,
a cada cuarto de hora,
de una o de otra manera.
*****
Debería bastarme. Y sin embargo tengo
la misma sensación que cuando le oigo
a ratos en inglés, por teléfono, y luego
haciendo otra llamada en italiano, para
más tarde hablar con alguien en francés,
hasta que finalmente
regresa al español al hablar con sus hijos.
*****
Yo, en la cama, tendida boca abajo, hojeando
El País Semanal,
hago como si no me enterara de nada.
Y la verdad:
no me entero de nada.
Inmaculada Mengíbar
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