Qué bonito que a mí me apetezca lo que tú necesitas.
Qué bonito cuando me miras un rato sin pedir nada.
Me miras y me aprendes.
Qué bonito volver y que tú estés.
Ahora puedo con todos los miedos, hasta los tuyos.
P.D. Vuelvo, un poco oxidada.
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