miércoles, 15 de agosto de 2012

La burra

Carmela tenía una burra. Una mañana amaneció muy mal. Pienso esto hoy y casi quiero llorar. Había dado muchas vueltas, tenía el cuello doblado y debajo del cuerpo. La burra estaba atada. Lo del cuello doblado. Pensar en toda la noche la burra sufriendo. El veterinario dijo que además le habría dado algo, que no fue solo estar atada y sola. Carmela vivía con su hijo y la burra. La burra rebuznaba cada hora. La burra era toda su vida, dice mi madre. Era preciosa, suave, buena. Muchas veces dijimos "la burra de Carmela" y nos reíamos. Una vez le hice fotos. Salía muy bien en las fotos.La burra murió a los pocos días de aquel amanecer. Se la llevaron en una grúa. Carmela y su hijo se disgustaron mucho  y no quisieron comprar otra burra. Murieron hace poco, casi juntos. Dejan dos perros solos y tristes. La hierba sin cortar.

Les doy a veces de comer, no los acaricio, no les miro.

4 comentarios:

Alberto Medina dijo...

La mirada de un perro lo dice todo, te dice hasta los recuerdos.

Por cierto, a la tercera va a la vencida. Blogger me tiene harto. NO, no soy un robot, pero si sigo escribiendo números de calles y palabras absurdas de manera casi automática, ¿no soy algo muy parecido?

verónica dijo...

Es un rollo, a ver si puedo quitarlo.

Gracias por tus comentarios. :)

Alberto Medina dijo...

No te preocupes, era un desahogo ante la máquina.

Me gustan mucho tus nuevos poemas, y comentarlos, más que nada para dejar huella de lector. Aunque siempre me pasa lo mismo cuando voy a comentar poesía, timidez, como si el poema le quedara grande al comentario.

dijo...

me encantan las huellas del lector.

:)

(ya he quitado lo de los robotitos)