martes, 12 de diciembre de 2017

'Frases largas para ahuyentar el suicidio' de Rachel Zucker

Hola amigas. Vuelvo con la sección poemas favoritos:





Frases largas para ahuyentar el suicidio
(Traducción de Montse Bernal)

          ves que se puede vivir sin que se haya sobrevivido

—Carolyn Forché

o
podría seguir teniendo hijos lo que ayuda un poco (duele
mucho) ya que durante mucho tiempo todo es un
mantén-vivo-al-bebé                                                       o me
podría encerrar más en mí misma recogiendo
los hechos cotidianos hacia adentro dentro para pero así
queda menos espacio
si la línea sale demasiado corta
ahoga
demasiado tiempo—no soy la primera en haberme engañado ni la primera en sentir
que hay algo [—cuelga—] atravesado en mi garganta que no quiere bajar
el jueves en la guarde
hago tortitas con el curso de preescolar de Abram y él eligió a Ami
y la maestra escogió a Luna y Derek lloraba y lloraba y entonces
dejé que midiera la harina porque no paraba de decir
¿es tu mamá? ¿Tu mamá? ¡Quiero mucho a tu mamá! era raro
así que le di mantequilla y un cuchillito romo, deseando que al maestro
no le importase y después me enteré de que la madre de Derek
había muerto en las torres

cuando lo dijeron dejé de respirar y de creer que soy
una buena madre por seguir con vida


            ¿tú qué piensas? me pregunta Joan, ¿es mejor morirse ahora o cuando
eran bebés y no iban a saber qué se perdían? Casi dije mejor cuando eran bebés
pero. no es cierto. cada libro de antes de dormir. cada cucharada de potito.
plátano. después de lavarse los dientes. cómo lo sostuve (con una sábana del hospital,
sujeto) mientras el imbécil del doctor preocupado porque le ensuciara la camisa
le cosía el labio reventado, y cuando yo le iba quitando la afición a la mantita y a la teta
y a los pañales y a dar mordiscos y a dar patadas y a desabrocharme la camisa
en público de pronto y a saltarse fuera de la cuna y a ponerse de pie en el metro
sin agarrarse— es, digo, mejor
                                                                                                         morirme ahora  
o
cuando llegue a una edad
(¿qué edad?) y crea que ya puede digerirlo—¿lo haré,
soltarme?

si logro encontrar el color justo en mi estudio tal vez entonces no necesite quedarme
en el fondo de la sinagoga y perderme de nuevo el shofar este año
pero no es el bueno, demasiado claro, primaveral. gris verdoso en vez de gris
o verde. no es amarillo. no azul. no va a funcionar he hecho esto
¿a propósito? ¿escogí el color del interior de una semilla que nunca debería haber abierto?

…en donde está mi aliento…

apenas puede oírse por encima del tecleo de mi pensamiento el por qué
estoy obsesionada con colores de pintura y las cualidades de las estaciones
objetos materiales estoy loca tan perezosa tenaz, imparable, nadie es capaz de aguantarlo
lo llaman pensamiento negativo cíclico ese constante fijarse en uno mismo
¿voy bien ahora? ¿y ahora? ¿ahora mejor? ¿peor, ahora?
por encima de la bien merecida carga narcisista, por encima del zumbido
de cuántas personas vivas ahora y ahora cuántas muertas. Llevo sin leer
el New York Times cuatro años y un mes pero no me ha servido de nada

¿o acaso estaría
peor?

cada roce es demasiado pero imperceptible ¿será quizás la fiebre de algún sitio?
gente que muere más rápido de lo que escribo poemas


cuando mis alumnos quieren escribir poemas
me dan ganas de decirles esperad a que se muera todo el mundo

en vez de eso les digo: el poema debe contener una sorpresa y necesita imágenes
            y ¿dónde están las cosas? El mundo real tiene valor. un pez
en un bidón lleno de peces. un pájaro en una bandada.

¿era un róbalo?
¿una urraca azul?

Vamos, hostia, ya, es indiferente si eran “rocas” o eran “piedras” lo que Virginia puso en los bolsillos
de su camisola, para abajo, tirando de ella hacia abajo, con los objetos del mundo


Eso que no tienen los alumnos
casi ha acabado conmigo.

Mi hijo tiene una pesadilla. llora tiene miedo de decírmelo.
luego me cuenta cómo mucha, mucha gente,
entró por la noche en su cuarto a todos les faltaba
algo: un ojo, un brazo, una pierna, una cabeza,
sabía quiénes eran por la voz
y lo que decían no era bueno

Tengo de todo. hasta un trabajo.
un hijo. un hijo. cuadernos que no tengo manera
de pasar

¿Por qué, me pregunta mi hijo, hay que
                       decir algo si ves algo?
señalando a un póster en el que hay un bulto negro
abandonado en el andén del metro. intento
respirar pero me está preguntando y señala. digo: los pájaros
                       no tienen dientes y se tienen que comer
piedras pequeñas, chinas, arena para triturar la comida. Y
asiente. Me coge de la mano.

Hago un esfuerzo tan grande para no mostrarle
mi visión del mundo que casi no consigo respirar. Le he dado
un hermano quiero darle otro y nunca
le cuento que hay cosas
y cosas que explotan y no es fácil saber
diferenciarlas. Lo dejo en la escuela, voy a clase,
donde los alumnos dicen una cosa y dicen
una cosa y rara vez ven algo.

Me pregunto
¿qué pasa si la bolsa negra está llena de no-bombas. llena de
semillas lisas y alargadas, suaves al tacto, cada una
conteniendo un bebé humano? ¿Me tragaré
una?

Esta mañana, a solas,
estoy escuchando música para no escuchar
la explosión
cuando la haya es seguro que tarde o temprano va a haberla
(hoy un aviso)
cada instante aún
por explotar, gasear o infectar,
todavía no es contagioso, ¿debería
no bajar al metro? pregunto y mi marido:
ya te ha bajado el ánimo
bastante. reímos los dos.

En clase dice un alumno, vivir en una gran ciudad está muy bien porque
abre tu mente y eso está muy bien porque así eres más culto.
                      
Así que aquí estoy, con 8.168.388 personas.

Buenos días, no le digo a nadie, tengo un ataque de pánico. Y
depresión. No, en realidad no me pasa nada pero gracias por el clínex. A veces
El metro lo dispara. El autobús. El ascensor. Los espacios pequeños. La
aspiradora. El hilo musical. Cosas dentro de otras cosas al igual que yo, una muñeca rusa,
fijándose en que todos llevan máscaras mientras no se tome las pastillas.

Me gustan las frases cortas, dice un alumno.
Me gustan los poemas sin imágenes, dice un alumno.
Quería que todo pareciera muy superficial, dice un alumno.
No dijiste que tuviera que ser algo interesante, dice un alumno.
Quiero que me pregunten si me gusta mi trabajo.

Quiero que me expliquen por qué puse una bolsa grande de explosivos
en mi paladar e intenté tragarla cuando lo único que hacía era
intentar mantenerme con vida, con terror de que mis hijos vieran mis ausencias,
y cómo es que la policía no intenta detenerme
y mis vecinos del metro abiertos de mente sonríen con dulzura
mientras nos abalanzamos y les digo a mis hijos abalanzados no, debéis seguir, seguir, a
cada momento podría acabarse, de pronto, terminar
antes de tiempo, debo
seguir.




(Museum of Accidents, Wave Books, 2009.)


De aquí: http://latribu.info/poesia/poema-rachel-zucker/ 

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