Una vez existió una muchacha muy guapa, bondadosa y alegre. Vivía en una pequeña aldea. Su padre, un carpintero que trabajó en la construcción de la vía del tren - y en sus túneles -, murió cuando ella tenía tres años, de algo del pulmón. Tenía una hermana pequeña de quien nunca se separaba. En su casa vivían también los abuelos y los tíos maternos. Nueve personas para cuatro habitaciones. Todos los días desayunaban, comían y cenaban caldo. El pan era casi siempre viejo. Cuando nadie la veía cogía un trozo y lo metía en azúcar. Su golosina favorita. La única. Su mayor miedo infantil era que su madre se muriese o que alguien la raptase. Su juego preferido, vestir y peinar mazorcas de maíz como si fuesen muñecas. Cuando cumplió los catorce dejó el colegio y se fue con su madre a coser por las casas. La máquina pesaba un poco. Allí las trataban bien, la mejor comida era para ellas. En su tiempo libre ya no jugaba, ahora leía novelas que le dejaba el cura. Con veinte años marchó a la ciudad para hacer un curso de corte y confección. En los pocos viajes que hacía para visitar a su familia conoció a un hombre, el cobrador del autobús, que siempre intentaba sentarse a su lado y darle conversación. Tenía la nariz muy grande pero le parecía muy guapo. Una vez fueron al cine a ver Genoveva de Bravante, su novela favorita de cuando era más joven. Los hombres en el cine reían. Ella lloró. Después de tres meses de relación decidieron casarse. Nunca pensó que se casaría por amor. Vivieron en varios pueblos hasta que compraron un piso en la ciudad. Les costó 300.000 pesetas y tuvieron que pedir dinero prestado para pagar la entrada. Al año y medio nació su primer hijo, a los tres años una hija. Y mucho tiempo después, otra niña. Su hermana se casó y se fue a vivir muy cerca. Las dos familias pasaban mucho tiempo juntas, sobre todo las madres con los niños cuando ellos no estaban.
Los niños crecieron.
Algunas cosas mejoraron.
Otras no.
Los abuelos murieron. Su hermana murió. Su marido murió. Su madre murió. Los hijos se fueron de casa. Tuvieron hijos. También se fueron de casa.
A esta hora estará haciendo la comida. ¿Tienes hoy caldo para comer, mamá?
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