jueves, 27 de diciembre de 2012

Para todos ustedes, embotellado y etiquetado....¡el amor!

Sí, señores. Me dispongo a contar una historia de amor. No vivo en una burbujita. El amor romántico, la literatura romántica, a día de hoy, me importa una mierda. Pero esto es algo que tenía escrito y madurando en barrica de eucalipto. Y hoy es una noche solitaria.



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Estoy dos metros por encima de mí porque el amor me ha tocado.
Estado actual de las cosas: Todos los poemas hablan de amor. Toda yo soy deseable y maravillosa.

Ojalá no tuviese más remedio que verle. Ojalá se me ocurriese una excusa para tener que ir a donde usted está. Y una vez allí no poder escapar, como cuando, de pequeña, imaginaba que me raptaba un barco pirata.

Esta sencilla y luminosa fantasía la están pasando todo el rato y en bucle por mi cabeza:

Paseamos por su ciudad, tomamos algo en una terraza, pasamos la tarde en una dialéctica amorosa continua, un tira y afloja, y cuando ya nos vamos a despedir usted me coge por los brazos y me mira unos segundos antes de besarme suavemente, solo con los labios, sin lengua. Y yo tuerzo la cabeza sonriendo y usted me besa el cuello y suena todo el rato Boat behind

Y ya no tenemos que hablar más.

Escribo lo que deseo. No me atrevo a actuar, solo a escribir. No quiero atreverme. Estoy a punto de atreverme.

Soy una persona respetable. Tengo ética, principios. Soy un átomo cerrado y limpio. Una burbuja imperturbable. Era una burbuja hasta que tú soplaste. Lo peligroso del viento. El viento eres tú.

Solo puedo pensar en ti, en ti en todas las posturas. En ti callado y besándome. Tocándome. Durante varios días solo fantaseo con esto. No quiero imaginarme más. Solo el primer encuentro.

Al principio te rechazo. No tenemos nada. Intercambiamos historias, datos. Sí, te atraigo, pero a lo mejor no quieres nada. A lo mejor solo te gusta lo que hago. A lo mejor eres un adulador profesional.

Después de unos días sin recibir noticias, esto: Quiero decirle lo que desde un principio quería decirle: Usted me ha gustado.

Usted me ha gustado. ¿Cómo nadie puede vivir sin oir esto de vez en cuando?

Me alegro entonces de todos los malentendidos y confusiones que he provocado. Me alegro de que haya dicho que yo le gustaba y que quería verme. Que haya usado las palabras ligar, bares, barra, contonearse. Sin duda lo suyo es el lenguaje. Me ha conmovido. Usted me ha gustado ha sido el disparo de la pistola en una carrera de caballos. Sí, soy un caballo desbocado. Pero de esos de tiovivo. Y la musiquita que suena todo el rato es Boat Behind. ¿Qué le pasa a esa canción? Dice Nunca podría ser tuyo ¡y con esa alegría!

Quizá solo soy un potrillo.

Mientras suena esa canción pienso en una variante de mi fantasía.

Esta vez viene usted a verme. ¿Iría a buscarlo a la estación? No. Primero tiene que ponerse presentable (deseable). Quedaríamos en algún lugar fácil  de encontrar para usted. Se pone el sol y empieza a levantarse viento. Los violines de la banda sonora habitual me rascan por dentro. Usted se acerca a zancadas. Contoneo masculino. Cuando se acerca, nada de darme dos besos mientras me toca un brazo. Solo nos damos la mano. Y usted la besará. No estaremos nerviosos. Hablaremos durante horas de cosas mágicas. Yo le acompaño al hotel. Usted me coge la mano y me acerca a su cuerpo y me besa. Nos miramos y nos damos cuenta de que ya no nos tratamos de usted. Nos reímos. Usted me coge de la mano todo el rato. Me lleva a su habitación. Cierra la puerta , me empuja contra ella, me besa despacio, poco. Y luego más.

Ella lo recuerda
en el hotel
casi arrastrándola por los pasillos.

"y contengo como puedo este alud de labios"* para no echarme sobre su foto, sobre su nombre, que nunca he dicho en alto.

Usted piensa que soy dulce y estoy desesperada.Yo de usted pienso que está loco y es raro.

Quiere usted hablar en serio, se pone tierno y dice mi nombre, me invita a su ciudad, me enseña su azotea.
Y en serio le digo que no puede ser. Casi me alivia el decirlo porque creo que usted no me gusta. Y sin embargo creo que me lanzaría sin pensarlo a sus brazos.
Tengo ganas de caer, ¡por lo menos un beso! o una inocente caricia...pero me siento decimonónica, y extrañamente orgullosa de estar resistiendo.


(Fin de la primera parte)



*Almudena Guzmán

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