domingo, 14 de marzo de 2010

Cosas que pienso estos días sobre literatura

He dedicado el domingo a leer ¡Qué te follen, Nostradamus! de Roger Wolfe.

Dice cosas muy bonitas sobre el hecho de escribir, muy tristes sobre el hecho de vivir y asquerosas sobre el hecho de publicar.

Siempre me gusta leer cotilleos sobre escritores y editores pero este libro me ha dado asco porque parece que para vivir de la literatura hay que prostituirse, y encima gratis y a veces pagando.E intentarlo es lo peor. Que por regla general intentan no pagarte o pagarte una mierda y tarde, y por supuesto, después de suplicar un montón de veces. Y que alguien como Roger Wolfe que ya tiene su prestigio y sus lectores tenga que recorrerse todas las editoriales cada vez que quiere publicar un libro, flipo.
Esas cosas ya se saben, pero en abstracto; conocer los detalles es descorazonador.

Leo ultimamente muchas cosas sobre la nueva narrativa o la nueva poesía. Y no estoy de acuerdo con nada de lo que se escribe. No creo que sea necesario que la literatura se dirija hacia ningún lado. No creo que sea urgente que los escritores de hoy sean conscientes de lo que suponen los avances científicos o las nuevas tecnologías.¿Desde cuándo un escritor tiene obligaciones? ¿Acaso es un asalariado al servicio de algún bien común? Esto suelen decirlo aquellos que se ven impactados por dichas cuestiones y no les queda otra que incorporarlas a su obra. Genial, pero la literatura no es ni debe ser uniforme, ni en la forma ni en el contenido. Y no sólo porque hay múltiples lectores y múltiples gustos, sino porque dentro de un lector hay muchos deseos que satisfacer. Yo a veces necesito leer a Jane Austen, o novela negra intrascendente y de evasión(eso de que es ahí donde se desarrolla hoy la novela de calidad, ¡ja!), y estoy deseando también leer Las teorías salvajes de Pola Oloixarac, pero mucho más por el contenido que por la innovación formal, que no sé si la tiene. En realidad cuando alguien dicta sentencias suele querer decir: a mí me gusta esto, y me gustaría encontrar muchas cosas de este tipo. Pues a mí me gusta Jane Austen y me resigno a que esté muerta y no publique una nueva novela cada año. Pero también es verdad que no me gustan las burdas imitaciones, pero no porque cada época tenga su estilo, sino porque en general son malas. Y no creo que nunca pasen de moda las novelas en las que "simplemente" se cuente una historia, que sea entretenida y esté bien contada. Nada más. Y nada menos.

En poesía me pasa algo parecido. Aunque la forma aquí sea más relevante que el contenido, me siguen gustando los poemas sencillos que me cuentan algo y me emocionan.

Y otra cosa que creo desde hace poco es que no hay que ser desdichado ni infeliz para escribir cosas que emocionen. Sólo hay que ser un poco listo.


Bueno, todo este rollo para decir cosas muy obvias, ¿no?

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