miércoles, 16 de diciembre de 2009

Sigo con antigüedades.

Cómo acabamos B. y yo solos , a las tantas, en el Número K, es algo que sólo puede explicar el alcohol y el aburrimento.Cosas que me gustaron de aquella noche: cuando me cogió la goma del pelo y jugamos para que me la devolviera, y cuando finalmente abandoné, y él me cogió por las caderas, me acercó a él y me besó. Y punto.Nuestro amor fue fugaz: me despeinó un poco y me dijo un par de lindezas racionales y frías.Y se acabó la noche¿Quieres venir a mi casa? sonó a ¿Quieres que te de la brasa?Y dije no.El camino a casa fue un no parar de risas espasmódicas.Pensé en mi cama pequeña, en mi pijama, en mi compañera de cuarto.Y dije sí.Los días siguientes jugamos al escondite.Pero al final nos encontramos.Yo dije ah hola que tal.Él dijo bien por aquí tirando.Y yo bueno pues me voy a clase.Y él vale y yo a por fotocopias.Nuestro amor fue fugaz como papel de periódico.

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